Seguirán los impactos de asteroides en la Tierra
Seguirán los impactos de asteroides en la Tierra

MADRID (EFE).— Son un filón para la ciencia, porque abren una ventana al origen del Sistema Solar y la formación de la Tierra, pero los asteroides suponen también un riesgo por sus impactos, una fatalidad muy alejada de la fascinación que generan, debido en parte al cine de ciencia ficción.

Para concienciar a la sociedad sobre las medidas a adoptar en caso de que uno de esos objetos alcance el planeta, Naciones Unidas fijó el 30 de junio como Día Internacional de los Asteroides, fecha en la que se conmemora el impacto de un meteorito en Tunguska (Rusia) en 1908 y que arrasó un área de varios miles de kilómetros cuadrados.

De eso hace más de cien años, pero hace solo 11 otro asteroide —de 20 metros de diámetro y 11 mil toneladas— entró en la atmósfera y se desintegró sobre el cielo de Chelyabinsk (Rusia), aunque otros restos —alguno de más de 500 kilos— alcanzaron el suelo terrestre.

Esto motivó que sociedades científicas y organismos internacionales recomendaran unificar la respuesta internacional a estos objetos.

Nació así la Red Internacional de Alerta de Asteroides, adscrita a la ONU y que cuenta con protocolos de evaluación de consecuencias de un impacto.

La NASA ya logró desviar la órbita de un asteroide (el Dimorphos) contra el que estrelló una sonda y las principales agencias espaciales del mundo tienen programadas misiones para estudiar esos objetos y traer muestras a la Tierra.

Raúl de la Fuente Marcos, investigador del departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid, subrayó que el impacto de asteroides con la Tierra “dista mucho de ser un tema de ciencia ficción”, pues “han ocurrido en el pasado, están ocurriendo ahora y volverán a tener lugar en el futuro”.

De la Fuente forma parte del grupo Astronomía Espacial: Investigación, Instrumentación y Operación Científica de Misiones Espaciales (Aegora), involucrado en numerosos proyectos para conocer el alcance de esos impactos.

Cada año se detectan varios “superbólidos” que penetran en la atmósfera, explotan y se desintegran o llegan al suelo terrestre.

“Sabemos que estos impactos volverán a ocurrir y tanto la NASA como la ESA (Agencia Espacial Europea) disponen de sistemas de alerta para el caso de impactos terrestres”, pero los sistemas de predicción actuales señalan que no hay evidencias de un choque que vaya a tener consecuencias “regionales o globales” en el próximo siglo.

Sí se van a producir impactos de consecuencias locales. El objeto 2010 RF12, de 10 metros, tiene 10% de probabilidades de colisionar con el planeta entre 2095 y 2122. Hay otros catalogados con un tamaño muy superior y que sí causarían daños regionales e incluso globales, como el asteroide 29075 (1950 DA), de 1,300 metros, pero la probabilidad de que colisione con la Tierra es del 0.38% en el año 2880, y el famoso 101955 Bennu (1999 RQ36), de 490 metros, que tiene 0.57% de probabilidades de chocar con la Tierra entre 2178 y 2290.

“El mayor riesgo no proviene de los asteroides conocidos sino de los que están por descubrir”, indicó el investigador.

Recordó que el de Chelyabinsk no se conocía antes de su impacto, de ahí la importancia de tener programas científicos y tecnológicos y misiones de defensa planetaria, pero también estrategias de mitigación en caso de impacto.

Los datos de los científicos apuntan a que hay 10,000 asteroides conocidos con tamaños superiores a 140 metros y que solo se conoce el 10 por ciento de los que tienen tamaños inferiores y apenas el 0.1 por ciento de los que tienen un tamaño similar al de Chelyabinsk (20 metros).

La atmósfera no siempre actúa como escudo protector, ya que los objetos más grandes apenas resultarían afectados al entrar en contacto con ella.

Raúl de la Fuente consideró que la Tierra está más protegida que en 1908 o 2013, pero todavía queda mucho camino por recorrer “hasta que podamos hablar de riesgo cero o despreciable”.

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