La doctora María Iraburu Elizalde, rectora de la Universidad de Navarra, durante su visita a Casona María
La doctora María Iraburu Elizalde, rectora de la Universidad de Navarra, durante su visita a Casona María

  • La doctora María Iraburu Elizalde, rectora de la Universidad de Navarra, durante su visita a Casona María
  • Arriba y debajo de estas líneas, dos aspectos del conversatorio sobre sostenibilidad que ofreció ayer en Mérida la doctora María Iraburu Elizalde, a invitación de Confederación USEM

“La sostenibilidad es un contrapeso frente a la avaricia y el consumismo”, dijo la doctora María Iraburu Elizalde, rectora de la Universidad de Navarra, quien ayer encabezó un conversatorio sobre el tema en Casona María, en la colonia García Ginerés.

Invitada por la Confederación USEM, la académica, además de hablar de sostenibilidad, brindó información sobre la Universidad de Navarra, fundada en 1952 por Josemaría Escrivá de Balaguer, también iniciador del Opus Dei, y habló sobre inteligencia artificial (IA).

La bienvenida estuvo a cargo de la señora María de Lourdes Gómory Martínez de Menéndez, presidenta de Confederación USEM, quien se encargó de leer la semblanza de la invitada.

Abordada antes de la plática, la doctora Iraburu señaló que la idea de la sostenibilidad es poner a la persona en el centro.

“Es tener en cuenta que para que una empresa dure en el tiempo tiene que hacer bien a las personas que trabajan en ella, porque si las personas no están bien, no van a trabajar bien y la empresa no va a ir bien”.

Señaló que para ello la empresa tiene que hacer igualmente un bien al medio ambiente, porque si destroza el entorno natural no va a durar, ya que al final eso se vuelve contra las personas y el propio negocio.

No todo es dinero

La doctora Iraburu, quien llegó acompañada de la directora de Desarrollo Corporativo de la Universidad de Navarra, Isabel Olloqui, y de Gabriela Delgado Flores, directora general de A Favor de lo Mejor, señaló que las empresas deben esforzarse para reinventarse y ya no estar focalizadas en la productividad económica, sino que ahora deben estar preocupadas en cómo están sus empleados, en qué tanto están contaminando…

“Eso se puede ver como una amenaza o como una oportunidad de cambiar la forma de operar para hacer empresas más humanas y para durar en el tiempo. Solo lo económico acaba destrozando a las personas y al planeta”, indicó.

Las universidades

Sobre el papel que juegan las universidades en la sostenibilidad, la doctora Iraburu resaltó que pueden formar personas que tengan la inquietud de mejorar las cosas. “Las personas que contribuyen a la sostenibilidad son personas preocupadas por el bien común y quieren que haya más equidad, más justicia”, aseguró.

Agregó que la universidad y la empresa siempre han colaborado mucho, primero, por una cuestión muy sencilla: las personas que trabajan en las compañías necesitan formación.

“Eso hace que las universidades tengamos que estar cerca de las empresas para prometerles qué perfiles les interesan o son necesarios; por otro lado, las universidades tenemos la cercanía con el estudiante y a veces podemos decirles a las empresas cuáles son las inquietudes y necesidades de los estudiantes que van a condicionar que quieran o no trabajar en esa empresa”, apuntó la académica, que antes de su llegada a Mérida sostuvo un encuentro en Ciudad de México con exalumnos de la Universidad de Navarra que radican en el país.— JORGE IVÁN CANUL EK

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán