Celine Dion presenta su documental “I am: Celine Dion” en Nueva York, ayer. La cantante cuenta su difícil historia a través de Prime Vídeo
Celine Dion presenta su documental “I am: Celine Dion” en Nueva York, ayer. La cantante cuenta su difícil historia a través de Prime Vídeo

MADRID (EFE).—La de Celine Dion no es la primera gran voz que se quiebra, pero el documental en el que registró su actual lucha contra la extraña enfermedad que padece por recuperarla sí es una pieza nada habitual en el “star system” por su honestidad, sin ocultar momentos de gran vulnerabilidad.

“Ya no puedo con más mentiras”, afirma en la producción de Prime Video bajo el título de “I am: Celine Dion”, y en la que reconoce por ejemplo que, a causa del síndrome de persona rígida que sufre desde hace 17 años, la medicación necesaria para paliar el dolor y subir a actuar fue en aumento.

Cuenta que tomaba “entre 80 y 90 miligramos de Valium diarios”. “Y eso solo de Valium”, subraya la artista, quien apeló a trucos para ocultar su dolencia al público a medida que perdía el control de la voz.

“Hacía trampas, como darle golpes al micrófono como si fuese culpa del sonido. A veces teníamos que parar el show para cambiarme de ropa, pero ya no volvía”, rememora sobre noches en las que la medicina dejaba de hacer efecto en pleno show.

Aunque se mantiene estoica, las lágrimas fluyen sin poder evitarlo durante gran parte del metraje y muestra con desesperación cómo le repercute en su otrora virtuosismo vocal ese síndrome. “Yo creo que era buenísima, hice cosas espectaculares”, solloza al recordar el mayor agudo de su carrera con “All By Myself”.

El documental arranca con una intervención médica en una habitación de hotel, una escena grabada mientras la cantante yace en el suelo, incapaz de responder a preguntas por el dolor.

Inmediatamente se pone contexto: sufre un síndrome que solo afecta a una o dos personas entre un millón.

“El año pasado me puse tan mal que no podía ni caminar. Perdía el equilibrio y me dolía mucho. Sigo sin poder usar la voz. Echo mucho de menos la música, pero también a la gente”, afirma.

Celine Dion abre las puertas de su casa, donde escucha a menudo grabaciones de María Callas, de la que guarda un collar que le regaló su difunto marido, René. “Espero que la Callas me dé fuerzas”, se le oye decir.

Comparte escenas íntimas con dos de sus hijos, visita un depósito donde guarda buena parte de los modelos más espectaculares que ha vestido en las alfombras rojas y acude regularmente a su fisioterapeuta, que sigue de cerca todos sus avances.

La artista lleva dos años sin cantar, pero ha vuelto a estar frente a un micrófono de un estudio de grabación. “No sé si voy a poder hacerlo, pero no puedo vivir con la duda”, argumenta, mientras pelea con su garganta. No canta tan fluido como antes, pero sale airosa.

Y entonces, otra crisis. Es probablemente el momento más crudo de todo el documental, con la artista rígida, incapaz de controlar su propio cuerpo, hasta que con ayuda de su equipo vuelve a ser ella misma.

“El viaje no ha terminado. Hay que seguir dando pasos”, le consuela su médico, ante una Celine Dion a la que hacer lo que adora, cantar, le puede provocar esas crisis por la sobrestimulación cerebral.

Suena entonces “Who I Am’ de Wyn Starks y la intérprete de “My Love Will Go On” vuelve a levantarse. Con resolución, afirma: “Si no puedo correr, caminaré. Si no puedo caminar, me arrastraré. No voy a parar”.

De un vistazo

Revelaciones

El documental, de aproximadamente 90 minutos, es el colofón a una serie de revelaciones que Celine Dion ha compartido con sus seguidores durante los últimos años para explicar su ausencia de los escenarios mundiales.

Actuaciones memorables

“I am: Celine Dion” está lejos de ser un recorrido de los logros y canciones de la artista ganadora de cinco premios Grammy, pero se incluyen varias actuaciones memorables que, por contraste, hacen más angustiosa su situación actual.

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