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A lo largo de la historia de la fiesta brava, que es de creación neta española, siempre México ha tenido aportaciones especiales.

Una fue abordada en Mérida, en un interesante coloquio en el que se disertó sobre la valía que tiene el tercio de banderillas en la lidia del toro bravo.

Y es que, colocar los palos será siempre un tema para grandes charlas, debates. Es tan importante el segundo tercio que se tiene que hablar de ello siempre.

El grupo taurino “Peña Tinto y Oro” ha desgranado de poco en poco la llamada liturgia taurina y convocó gente del toro, y a personas que no lo son tanto, para hablar del arte de clavar los palos. Documentos en mano, Antonio Rivera hizo una interesante exposición, detallando los inicios de esta suerte. Más de uno de los que llenaron la sala con seguridad no sabían que, en los inicios, se clavaba de a un palo. Y, dicen los textos, en una mano iba la banderilla y en la otra, el capote. Con el tiempo, se fueron haciendo modificaciones hasta llegar a usarse en pares. Primero fueron los grandes matadores, que adornaban su repertorio, y luego dejaban el trabajo a sus cuadrillas.

La suerte de los palos ha sido esencial, no cabe duda, y por tanto, grandes ejecutores. Antonio Carmona “El Gordito” fue uno de los mexicanos que tuvieron realce en las primeras épocas, y luego figuras como Rafael Molina “Lagartijo”, Fernando Gómez “El Gallo”, Rafael Guerra “Guerrita”. Pero destaca otro mexicano entre los grandes ejecutores, a inicios del siglo pasado: Rodolfo Gaona. Y es precisamente el “Califa” de León el que se adueñó del respeto de todos, más allá que aquí, porque a Gaona le tocó vivir la llamada “época dorada del toreo” junto a José Gómez Ortega “Joselito” o “Gallito”, y Juan Belmonte.

Antes de ceder la palabra al joven matador yucateco Jusef Hernández Medina, Rivera leyó un poema escrito sobre Gaona, titulado “Estampa de Gaona con ‘Gallito’”. José fue gran amigo y admirador del mexicano y la estrofa siguiente lo recita de forma extraordinaria: “Te da los palos José/ las banderillas, tu suerte./ Él lo sabe -y yo lo sé-/ no por competir, por verte”.

Pues así Rodolfo Gaona, que fue una figura grande, representó al matador de toros mejor visto con los palos. Y luego siguieron, en épocas distintas, Fermín Espinosa “Armillita”, y Carlos Arruza, que forman una trilogía histórica de mexicanos que hicieron parte de su legado gracias al arte de clavar los palos, el famoso segundo tercio. En España fueron de los mejores.

Y cerró Jusef hablando de la exigencia que se requiere para ejecutar ese tercio. Como matador, considera fundamental que las banderillas se usen para todas las tauromaquias (matadores, subalternos, y en los toreros de a caballo”. Por tradición, Yucatán y sus fiestas han tenido destacados ejecutores del segundo tercio, siendo de gran valía para la fiesta de los toros en México.

Mereció la pena la exposición. Culturizarse en materia taurina es valioso. Gaspar Silveira Malaver

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