Catón

La maestra le pidió a Pepito: “Deletrea la palabra ‘hacha’”. Deletreó el chiquillo: “Hache de huevo. A de agua. Ce de casa. Hache del otro huevo”…

El padre Arsilio le preguntó a Pirulina: “¿Conoces el pecado original?” “No, señor cura —respondió ella—. El que conozco bien es el pecado horizontal”. (Nota bene. También se puede cometer standing up, o sea de pie, verticalmente)…

Un cierto predicador vio a una musa de la noche que en una esquina ofrecía sus servicios. Fue hacia ella con el propósito de amonestarla a fin de que renunciara a esa vida que seguramente le acarrearía las eternales penas del infierno. Le hizo la misma pregunta: “¿Conoces el pecado original?” A su vez le preguntó la daifa: “¿Qué tan original lo quieres?”…

La UNAM es mi Alma Mater. Tuve en ella ilustrísimos maestros: Ignacio Burgoa, Luis Recaséns Siches, Andrés Serra Rojas, Mariano Jiménez Huerta, Ernesto Gutiérrez y González en la Facultad de Derecho; Pablo Martínez del Río, Margarita Quijano, Eusebio Castro, María del Carmen Millán, Demetrio Frangos, Rafael Salinas en Filosofía y Letras. Siento profundo amor por la casa de estudios a la que Vasconcelos dotó de hermoso escudo y expresivo lema.

Me sigue apenando —en el sentido de entristecerme; en el sentido de avergonzarme— el claudicante mensaje que recientemente envió el actual Rector por el cual se deslindó, y desmarcó a la Universidad, del dictamen rendido por los juristas pertenecientes al Instituto de Investigaciones Jurídicas, documento en el cual hicieron la crítica de la aberrante iniciativa de reforma al Poder Judicial ordenada por López Obrador.

Con eso Lomelí no sólo desautorizó a un grupo de universitarios destacados: también pareció dar su respaldo, y el de la Institución, al caudillo de la 4T y a esa medida que atenta contra la recta administración de la justicia, la división de poderes y la democracia. Errada acción fue esa del Rector, quien cedió en modo vergonzante ante un presidente que ha denostado a la Universidad y se ha mostrado hostil a ella.

La UNAM ha sido recinto de libertad, autonomía y resistencia frente a los regímenes autoritarios. Ahora quien debe salir por sus fueros se mostró obsecuente, como temeroso del poder presidencial. ¿O acaso es partidario de los nuevos dueños del país, y será su compañero de camino llevando consigo a la Universidad como otra posesión de los que ahora mandan, y no como reducto de la pluralidad y de la disidencia? Nunca es tarde para expresar una protesta y señalar un riesgo actual…

El marido y su esposa iban por el campo. Hacía un calor agobiante; el sol pesaba como plomo. Vieron un arroyuelo de cristalinas aguas que se adivinaban frescas, y decidieron darse un chapuzón. Despojados de sus ropas entraron en las invitadoras linfas. Poco después, aliviada ya del bochornoso estío, la señora salió del regato.

¡Horror! En eso se apareció un caminante. Azarada, la mujer atinó apenas a cubrirse la entrepierna poniéndose ahí los zapatos de su esposo con las suelas hacia fuera. Sin dar muestras de asombro comentó el viajero: “Impetuoso el señor, ¿no?”..

En las cantinas se suelen suscitar entre los ebrios polémicas furiosas. En una mesa del Bar Ahúnda dos asiduos parroquianos, Cucoldo y Afrodisio, sostenían una discusión en la cual ambos ponían mucho fuego y muy poca luz.

Dijo Afrodisio: “Yo sé hacer el amor mejor que tú”. Negó Cucoldo: “Te equivocas. En eso te supero, y por mucho”. Una y otra vez sostuvieron ambos sus respectivos puntos de vista, hasta que Afrodisio cortó de tajo la disputa. “Está bien —le dijo a Cucoldo—. Vamos con tu esposa, y que ella dirima la cuestión”.— Saltillo, Coahuila.

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