Muchos años habían pasado sin que se diera la presencia de una figura de Grandes Ligas en su mejor momento. Cuando los Diablos Rojos anunciaron que llegaba Trevor Bauer a la Liga Mexicana, primero se rieron. Antes del viernes, cada que se mencionaba a Bauer era para preguntar ¿cuándo dejará al México?

Pues no se ha ido, todo indica que no se irá, al menos en estos días, y mientras siga lanzando en la Liga Mexicana será un nombre de leyenda. Y ahora se habla más de él.

Bauer, firme candidato a ganar la Triple Corona del Pitcheo, dio más peso a sus cartas credenciales con una actuación histórica el viernes pasado en el Estadio “Eduardo Vasconcelos” de Oaxaca, donde logró 19 ponches para romper la marca de todos los tiempos en la pelota profesional mexicana. Tres hombres antes que él habían logrado 18 chocolates (Martín Dihigo, 1939; Lino Donoso, 1951, y Ricardo Sandate, 1974), pero nadie se había acercado a esa cifra.

Este año, Bauer llegó con la mira telescópica super fina. El Cy Young de 2020 en la Liga Nacional, marginado del béisbol de Grandes Ligas por una acusación de violencia doméstica, ha dicho una y mil veces, que desea una oportunidad de ser readmitido. Se la han negado todas las veces que lo ha pedido.

Y mientras tanto, estuvo en Japón y este año lo anunciaron los Diablos, cuyo propietario, Alfredo Harp Helú, quiere la corona 17 para sus pingos. Y le ha invertido dinero.

Nadie sabe (salvo Bauer y Harp) cuál es el salario del exastro de la Gran Carpa. Lo que todos saben es que está viviendo una temporada increíble.

El viernes jugaron en la “Verde Antequera” las dos novenas de Harp. Bauer hizo que el “Vasconcelos” tuviera su mejor entrada de la campaña y tuvo actuaciones más allá del nivel que ha mostrado cada que ha lanzado y claro, todo el clan Harp estuvo presente.

Fue un recital. La Liga Mexicana iba comunicando paso a paso desde que llegó a 16, y el interés aumentó cuando llegó a 18 tras ocho entradas. Salió a lanzar en la novena, con más de cien pitcheos, y cuando superó la hazaña, le aplicaron la grúa para irse entre una carretada de aplausos.

Por fortuna, Bauer no tuvo mánagers “modernos”. Bundy le dejó todo el tiempo necesario, y cerró con 127 pitcheos. Tres días antes, el piloto de Oaxaca Luis Carlos Rivera cambió a su abridor tras cinco entradas perfectas. Cosas de la pelota.

Bauer ponchó a todos los que aparecieron en el orden al bate de los Guerreros. Su línea fue así: dos en la primera, dos en la segunda, tres en la tercera, cuarta y quinta, seguidas, uno en la sexta, dos en la séptima y otros dos en la octava, y uno en la novena. Empató la marca engomando a Alexi Amarista con tres pelotas seguidas, y se hizo un espacio para él solo en la historia haciendo abanicar la brisa a Gabriel Lino, quien abanicó una slider que se fue para afuera.

Bauer alzó los brazos e hizo una reverencia al cielo. Bundy entró para pedirle la pelota y Trevor se fue feliz al dogaut.

Impresiona la actitud de Bauer, de 33 años de edad. Una declaración suya tras la hazaña lo deja todo claro: “Me motiva a ser mejor”.

Pues al menos en la Liga Mexicana está siendo muy superior a todos: marca de 9-0, efectividad de 1.56 y 102 ponches en 69 entradas y un tercio. Literal: está quemando la LMB.

Cuando le preguntaron si con estas actuaciones estaba listo para “volver a casa”, es decir, a Grandes Ligas, sólo agradeció “al señor Harp de que haya podido ver a sus dos equipos, de ver una noche histórica. De lo otro, no sé, la verdad”. Pero la LMB debe estar agradecida de que la MLB lo tenga “congelado” para que pueda brillar intensamente en México.— Gaspar Silveira Malaver

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